El zurumbático es un lelo, pasmado, aturdido. También es el nombre de este proyecto fotográfico que rinde homenaje a Aracataca, el territorio colombiano que inspiró ‘Cien años de soledad’, de García Márquez, cuando se cumple el 50º aniversario de su primera edición.
UNA MARIPOSA AMARILLA escapa del calor y revolotea sobre las aguas frías que bajan ruidosas de la sierra al romper por las grandes piedras en un costado de lo que era el ancho río Aracataca. Luego, se pierde entre los árboles de la orilla como si fuera a otro pueblo distinto a Aracataca.
Una mariposa, un río, unas piedras, unos árboles y un pueblo bajo un sol inclemente en el que vivió un niño hasta sus ocho años. Esas imágenes crecieron en su cabeza hasta colonizarla toda. Allí el niño alojó lo vivido, sentido e imaginado, a lo cual sumó el mundo de guerras contado por su abuelo, el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, que lo conectaba con la historia; y el de las historias de ultratumba de la abuela, Tranquilina Iguarán Cotes, que lo acercaban al mundo de la ficción.
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